Bajo la luz de la luna avanzó despacio por el camino pedregoso. Desde donde se hallaba podía ver la tenue luz, que se filtraba por la ventana de la precaria casa, en la que esta noche debía cumplir la misión. Podría haberse desplazado veloz hasta el lugar, pero prefirió caminar y concederles así unos instantes más…, demorando también su ingrata labor.
A medida que se acercaba podía oír el murmullo de la tristeza y el suave quejido que emitía el pequeño al respirar.
Al llegar ingreso sigilosa tratando de pasar inadvertida, pudo ver como la luz de la vela flameo advirtiendo su llegada y los presentes congregados alrededor de la cama reflejaron en sus cuerpos el escalofrío que les produjo su presencia, aunque nadie volteó a verla.
El pequeño cuerpo del niño yacía escuálido entre almohadones, solo quedaban unos pocos minutos. Una joven mujer sollozaba al tiempo que sujetaba la pequeña mano y por el dolor de sus ojos pudo adivinar que se trataba de su madre.
Tan concentrada estaba la recién llegada, en la escena, que no se percató de la presencia del niño a su lado, hasta que lo oyó decirle:
—No te aflijas, te estaba esperando…
La alivió recordar que los niños siempre partían sin resistencia y tranquilos. Jamás se asustaban al verla, a diferencia de muchos adultos enfebrecidos, que solían estar aferrados a sus inútiles y vacías vidas. Quizás se debía a que los niños no cargaban con el peso de una mala conciencia.
Se miraron por un instante y el pequeño sonrió complacido y etéreo, comprendió que el tiempo se había agotado. Antes de partir el niño se acercó a su madre, apoyo las manos sobre sus cansinos hombros y la beso con ternura en la cabeza. La luz que lo envolvía la circundó a ella y el llanto de esta cesó tras un largo y aliviador suspiro.
Luego el pequeño alzó sus ojos hacia la esbelta y oscura figura, la tomó de la mano y partieron en silencio.
Muy bueno, me gusto mucho..si nada se sabe de la muerte no hay xq tenerle miedo...
ResponderEliminarEs muy cierto, aunque también lo es la extraordinaria magnitud que es capaz de dar la imaginación a aquello que desconoce.
EliminarQuedé conmocionado y extasiado por partes iguales. Cuanta belleza y profundidad envuelven a este pesar. Una daga dulce, que atraviesa el corazón por completo. Felicitaciones, María, es una obra formidable!
ResponderEliminarMuchas gracias, Pablo siempre un gusto contar con tus apreciaciones y generosos comentarios.
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