Se tiñó el cielo de estrellas
y mi rostro de rubor,
cuando tu mano tomó la mía
y el silencio nos rodeó.
Sentí el latir en mi pecho
y el fuego que me embargó
y supe en ese instante
que no solo era pasión.
Crepitaba el leño en la hoguera,
del mar la espuma brotó
y tu diestra en mi espalda
solo un camino trazó.
y mi rostro de rubor,
cuando tu mano tomó la mía
y el silencio nos rodeó.
Sentí el latir en mi pecho
y el fuego que me embargó
y supe en ese instante
que no solo era pasión.
Crepitaba el leño en la hoguera,
del mar la espuma brotó
y tu diestra en mi espalda
solo un camino trazó.
La arena en mi cabello,
tus caricias en mi ser,
los caminos que anduviste
nadie volvió a recorrer.
Los besos pintaron huellas
en el lienzo de mi piel,
en susurro tus promesas
anunciaron el placer.
El tiempo nos ha cambiado
tus caricias en mi ser,
los caminos que anduviste
nadie volvió a recorrer.
Los besos pintaron huellas
en el lienzo de mi piel,
en susurro tus promesas
anunciaron el placer.
El tiempo nos ha cambiado
las líneas surcan la tez,
siento el dolor alma mía
y el aliento desfallecer.
Es tu último suspiro
y mi nombre se oye en el,
se detienen tus latidos
más no este amor siempre fiel.
siento el dolor alma mía
y el aliento desfallecer.
Es tu último suspiro
y mi nombre se oye en el,
se detienen tus latidos
más no este amor siempre fiel.
© 2022 María Alejandra Amarilla
Córdoba, Argentina
Qué bello poema¡ de verdad que es lo primero que leo de ti y ha sido algo verdaderamente sublime, sería demasiado egoista sinó lo dijera, mis felicitaciones poeta, lo que más me gustó es que se parecen a mis letras
ResponderEliminarMuchas gracias por tu generoso comentario. Me alegra que hayas disfrutado la lectura. Será un gusto leerte si me compartes donde puedo hallar tus obras. Saludos.
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